La obra de este pintor gijonés llena de colorido norteño sin embargo en este retrato desnudo se ciñe a un colorido totalmente terrenal con tintes rojizos para marcar algún volumen envolviendo el ambiente con un cierto erotismo.La figura ocupa la parte izquierda liberando mucho espacio en la derecha que apenas se cubre de color y permite la aparición del fondo de papel . Posiblemente por la imprecisión del encaje y trazado del pastel con modelo vivo. No obatante se equilibra con el marcado escorzo de las piernas de la modelo que ocultan el sexo de un modo púdico y que apenas permiten apuntar el vello púbico.Las líneas de tensión equilibran también la escena al cortarse casi perpendicularmente en los ejes corporales de la modelo.
Sin duda hay un equilibrio geométrico en la pose que toda ella recalca la castidad de la imagen muy propia de la moralidad de Piñole. La cabeza ocupa un lugar destacado aún más que el cuerpo , siendo punto de paso exacto de la diagonal que une la esquina inferior izquierda con la superior derecha.El formato consta de cuadrado más dos partes y media, pudiendo prescindirse de sesta última sin variar el formato pictórico. Da la sensación de un encaje en directo con la modelo en taller en el que Piñole acepta sin más la factura por resultarle aceptable estéticamente, pues a mi parecer desequilibra un poco el espacio.Desde luego nada tengo que decir en contra pues la naturalidad y frescura del pastel junta a la calidad de la técnica impide cualquier comentario crítico sobre la obra del maestro en este caso.
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