martes, 11 de mayo de 2010

Desnudo. Joaquín Sorolla.

Esta magistral obra de Sorolla se dimensiona sobre una gama gama cromática tonal común que demuestra la versatilidad del dominio de la luz y color del autor. La figura ocupa la parte horizontal del espacio y marca un eje también horizontal que refuerza la línea de tierra y que amplifica el humanismo de la obra. Ese espacio horizontal tan notorio tiene que ver con el equilibrio y la paz que envuelve la intimidad de la escena.Se observa una composición en la pose en la que se utilizan tres formas básicas, el círculo, el triángulo y el rectángulo. La dimensión triangular se interseca con el círculo dando importancia al personaje retratado y que transmite algo más que la estética del cuerpo femenino; si a esto unimos lo decoroso del posado nos damos cuenta que la intención es mostrar sólo parte de la figura envuelta en una luz cegadora que introduce un aura de pureza y divinidad. Los contrates cromáticos más acentuados se producen entre la cabeza y su opuesto en la sábana de encaje que semicubre los pies.La zona de las nalgas muy trabajada y con gran protagonismo es punto de cruce del eje horizontal y el marcado por el cuerpo.Se denotan con intensidad las pocas zonas erógenas de la modelo por medio de luces más intensas. Sabido es que la modelo siempre fué reticente al posado desnudo y que admitió como último recurso el desnudo de espalda más aconsejable para la moral de la época en una mujer casada. El formato basado en la divina proporción .

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